¿Quiénes somos?

Andrea Guiu

Mi interés por manchar hojas con letras viene casi desde que tengo memoria.  Y digo casi porque a veces, recuerdo momentos que ni siquiera he vivido. Tenía ocho años cuando le escribí la primera historia - de manera consciente - a mi madre, que estaba triste porque mi abuelo estaba enfermo. En el momento en que empecé a leérsela me di cuenta de que, en el mundo que creaban mis palabras, podía existir todo lo que quisiera: mi abuelo no estaba enfermo y mi madre era feliz. Y me gustó tanto que no quería hacer otra cosa. Luego, apareció la ciencia. Maldita la hora. Desde ese momento, dudé de lo único que había tenido seguro hasta el momento: que quería escribir. Y es por eso que, finalmente, decidí estudiar biotecnología. Y no solo la estudié sino que también la terminé y quise ser investigadora  para responderme preguntas constantemente. Un día, caí en la cuenta de que, si me dedicaba profundamente a la investigación, todas las preguntas que trataría de responder serían sobre un único tema. Con lo grande que es la ciencia, me dije. Así que pensé en otras profesiones donde la base fuera responderse preguntas. Y allí apareció el periodismo. Por eso, actualmente estoy cursando un Máster en Comunicación de la Ciencia, la Tecnología y el Medioambiente. Porque quiero seguir preguntándome y encontrando respuestas. Y porque escribir es la única forma que tengo de comprender la existencia de lo que nos rodea. Pero sobre todo, la mía.  


Ignacio Pedrós

Alrededor de los nueve años vi que mi profesora favorita, la que más quería, estaba triste y  me pregunte ¿por qué? Ella continuó dando clases, pero yo no la escuchaba, podía sentir su tristeza dentro de mí. Durante un tiempo pensé que era una habilidad especial que solo yo tenía. Me pasé unos meses aprendiendo la técnica de sentir lo que los demás sienten. Ahora, miro hacia atrás y ato cabos. El día que mi profesora estaba triste y continuó dando las clases, fue la primera vez que mis neuronas situadas en el área de broca y de la corteza parietal se activaron de forma consciente para mi memoria. Estas neuronas son conocidas como neuronas espejo y se han convertido en la mínima expresión biológica para explicar ciertas habilidades complejas de muchos animales sociales, como por ejemplo la empatía y la memoria emocional. Personalmente conocer las curiosidades del cerebro y aprender de él siempre me ha parecido algo intrínseco a mi personalidad. Por eso, desde pequeño tuve claro que quería ser científico y de hecho, estoy en el camino. Soy Biotecnólogo, realizo un Máster en Salud Mental, especializado en Neurotoxicología y además estoy llevando a cabo el Doctorado en Neurociencias. Todo esto con la ilusión de comprender un poquito como interpretamos el mundo en que vivimos y de paso, a mí mismo. Dejo una de mis últimas reflexiones: "Lo importante en la vida no son las cosas que te pasan, sino cómo las interpretas y sobretodo cómo las recuerdas"